Georgia, nos costó encontrar referencias de esta ex república Soviética. El objetivo del viaje era descubrir un país poco conocido y auténtico sin muchas referencias de occidente, a fe que acertamos!
Patria de Stalin, no hace falta buscar mucho para encontrar nostálgicos del antiguo régimen, nos sorprendió un poco que la referencia de sus habitantes sigue siendo Rusia, mucho más que occidente, por esto puedo entender un poco lo que está sucediendo ahora en Ucrania.
La gente es amabilísima con el extranjero, a la segunda vez de repetir el mismo restaurante ya éramos como de la familia, en uno del Cáucaso entramos en la cocina a calentarnos en la cocina de leña y en otro se sentó el dueño a nuestra mesa con una botella grande de coca cola llena de vino elaborado por el mismo, que buenos recuerdos!!
Nuestro sistema de viaje fue el acostumbrado, alquilar un coche en el aeropuerto y carretera, mi compañero Sebastián de conductor y yo de copiloto y gps. Ninguna dificultad para conducir, el primer destino era un pueblo costero en el mar negro, nos extrañó que no vimos ningún puerto pesquero en toda la costa que recorrimos, de ahí al gran Cáucaso, uno de los principales objetivos del viaje, unos parajes preciosos, llegamos hasta Mestia, tan apartado y se difícil acceso que hasta los soviéticos desistieron de llegar.
Lo más difícil era el comunicarnos, la mayoría de la gente solo hablaba Georgiano y Ruso, por lo que en numerosos restaurantes teníamos que recurrir a la onomatopeya del animal en cuestión para elegir la comida, esto nunca falla!
Era invierno, por lo cual encontramos mucha nieve, hasta en una ocasión tuvimos que retroceder porque nuestro Toyota Yaris no podía avanzar, algunos de estos paisajes nevados seguramente son los más espectaculares que he visto jamás. Bellas iglesias ortodoxas con sus célebres iconos y algún que otro castillo.
Los últimos días los pasamos en la capital Tbilisi, ya sin coche pateamos el coqueto y agradable centro histórico, lleno de restaurantes y bares, hasta dimos con un restaurante de un catalán donde tenían hasta sobrasada mallorquina!, le di la receta de sobrasada con miel y me aseguro que lo pondría en la carta.
El viaje resultó muy interesante, un país y una cultura diferente y del cual nos llevamos muy buenos recuerdos, y sobre todo poder conocer gente que no está alterada por el turismo, algo que siempre agradezco.
Magnifico reportaje, tanto por la narrativa en la que nos describes un País desconocido, como las bellas imágenes que nos regalas como magnifico fotógrafo que eres, Un Abrazo amigo
Muchas gracias Juan !!, un fuerte abrazo !!