Después de viajar a algunos países teóricamente conflictivos como Irán o Birmania y comprobar que se exageraba bastante sobre la seguridad,decidí un buen día viajar al Líbano, me atraía su cultura i su rica historia, historia que nos toca muy de cerca ya que desde allá llegaron a nuestras costas los fenicios
Los fenicios, grandes navegantes i comerciantes del Mediterráneo que , como descubrí más tarde, de ellos procede el nombre de nuestra isla hermana Ibiza, concretamente de un Dios fenicio llamado Bes, llamaron a la isla “Ibosim” (Isla de Bes).
De todas las maneras de viajar, al final me decidí por hacerlo con una pequeña agencia de viajes de aventura con un grupo muy reducido, no me convenció hacerlo de manera independiente.
Fue un acierto, no es fácil moverse por el país, por si fuera poco en estos días empezaban las revueltas en Siria y empezaban a llegar a Líbano refugiados sirios, añadimos los miles de refugiados Palestinos, ya en la tercera generación
los controles militares en carreteras con tanques incluidos, la presencia en el sur del país de Hezbollah ( el partido de Dios) y de la continua amenaza de Israel, pues mejor moverse con un guía, por suerte esté era un catalán residente en Beirut, Daniel, que resultó ser un magnifico y culto guía.
Con 4 millones de habitantes y 18 grupos religiosos reconocidas por el estado, resulta muy interesante moverse ciudades y pueblos, si bien en Beirut hay una mezcla de religiones, en los pueblos en diferente, cada pueblo tiene su religión.
Líbano , un país montañoso, al contrario que sus vecinos, de hecho hay alguna estación de esquí que no tiene nada que envidiar a las europeas, en otro tiempo llamado la Suiza de medio oriente, sigue conservando algo de este estatus, los precios de restaurantes y bares son muy parecidos a los que tenemos en Europa,
las calles están llenas de coches de alta gama, hay que tener en cuenta que debido a la inestabilidad de los países limítrofes, la mayoría de la alta sociedad de estos, se han instalado en Beirut.
Para los entusiastas de la historia, Líbano es un auténtico museo al aire libre, las impresionantes ruinas romanas, como las de Baalbek, y sobre todo las ruinas fenicias de Sidón y sobre todo Tiro, desde ahí no podía dejar de imaginarme a las antiguas embarcaciones fenicias levando anclas dispuestas para surtir de mercancías a los pueblos mediterráneos
llamado “ El país de los cedros”, desgraciadamente ya solo quedan unos pequeños y protegidos bosques con estos árboles, hasta el antiguo Egipto ya importaba esta madera para construir los techos de sus Templos y fabricar sarcófagos
Por otra parte, a pesar de todo lo dicho antes, en ningún momento sentí inseguridad, la gente siempre muy amable y dispuesta a ayudar, y las fuerzas armadas para nada molestan al viajero. En resumen, el viaje fue un auténtico master sobre el Oriente Medio y sus conflictos y sobre la tolerancia entre religiones