Si tuviese que elegir a las gentes más amables, sencillas, generosas y serviciales que he conocido, no tendría ninguna duda, Los Birmanos, encantados con que se les fotografíe, si a esto añadimos los paisajes tropicales, playas casi desérticas, infinidad de Templos y Pagodas y lo pintoresco de las ciudades, todo esto hace que sea un autentico paraíso para el fotógrafo.
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Es otro de estos destinos en que la gente tiene bastantes reparos en viajar, ya tengo cierta experiencia en estos países, la verdad es que debido a que no hay turismo de masas y están algo cerrados al exterior, son los más auténticos conservando sus tradiciones, desde la manera de vestir hasta las comidas por ejemplo, no hay nada que me choque más que viajar 12 h. en avión y encontrarte con el mismo tipo de comida que tengo en el restaurante de la esquina y las mismas marcas en los supermercados, por no hablar de la misma raza de gente, eso me hace olvidar a veces que estoy a 12.000 km. de casa, he tenido mejores sensaciones, en este sentido, viajando por Marruecos que en la lejana Australia.

Myanmar ( Birmania ) era un viaje que no encontraba demasiada información, lo poco que encontré de viajeros eran todo buenas referencias, me hice con la guía de Lonley Planet, y con Sebastián lo preparamos de forma que teníamos 15 días solamente con reservas en hotel y transporte, aviones y barcos, por las ciudades y lugares más interesantes del país, y después 15 días mas con Ángela solo con la mochila, ningún peligro, si se notaba cierto recelo de los nativos a hablar de política, hay mucha policía secreta, pero el país es muy seguro para el turista.

Fue un viaje de lo mejor que he hecho, siempre lo recomiendo, un destino muy desconocido y apasionante para el viajero que busca algo más. Los nativos siempre dispuestos a facilitarte el viaje, como un taxista que conocimos y al ver que yo prestaba tanta atención a la fotografía, me presento un hermano suyo fotógrafo con el cual fuimos dos días a fotografiar.
En fin, un lugar que nunca olvidare ni la gente ni las maravillas que vi, como la extraordinaria Pagoda de Shwedagon recubierta de oro, los 3000 templos y pagodas abandonados de Bagan, los pescadores de lago Inle que reman con el pie o la roca sagrada que se mantiene con un pelo de Buda. Sin embargo, para mí, el momento cumbre del viaje fue cuando, después de mucho insistir y prometer que no llevaría la cámara, un taxista accedió a pasar delante la casa donde está recluida desde hace 15 años la premio Nobel Aung Sang Suu Kyi.

Era mi primer gran viaje con cámara digital, una Fujifilm S3Pro que me dio muchas satisfacciones, mi inseparable 17-55 2.8 y el sigma 50-150 2.8 con el 1.4X, este sigma es muy adecuado para viajes, muy discreto, pequeño y con abertura 2.8.
Siempre hay quien se niega a ir a estos países donde hay dictadura militar como protesta, cuando en realidad el que más sufre la falta de turismo y aislamiento es la población. La mirada de satisfacción y agradecimiento de la gente al ver que no has hecho caso de los consejos de alguien, seguramente interesado, y has ido a su país a verlos no tiene precio.

Podéis ver las fotos del viaje aquí.
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